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Rothfugio

De paso por Chile (3er Bloque)

De paso por Chile (3er Bloque)

[4ª PARTE]

Vaya días... Después de la vuelta de la X Región de nuevo a Santiago, las cosas no parecen ir excesivamente bien. Con la baja por enfermedad de uno de los componentes que, afortunadamente, ya está en activo de nuevo, parece que las cosas han querido torcerse al tiempo. Las inmunos no salen y el panorama no promete mejora, al menos de momento. Espero que esto vaya a mejor, porque ya sólo me faltaba eso...

Y claro, como uno tiene la cabeza en mil sitios, pues no se centra, y así nos va... Es cierto que la semana pasada fue bastante buena, pero ahora mismo, en este instante del día, me apetece estar de vuelta en mi casa y meterme en la cama, o al menos tener un momento de esparcimiento mental con los amigos y una buena cerveza para paliar esta sensación de "deslocalización".

Veremos qué pasa...

[5ª Parte]

Después de una semana compleja y estresante, el fin de semana merecía ser de relax, y así ha sido. Pero antes de contar eso debo decir que uno de esos días me llevaron a cenar a "Donde el Guatón", un lugar donde tomarse unos churrascos, omitos y demás de tamaño normal... ¡y guatón! Aquello era espectacularmente gigante, de un grosor sobrenatural, y la guerra fue ardua y duradera. Espero conseguir la foto que lo atestigua. El viernes fue más tranquilo, acabamos demasiado cansados como para salir a cenar por Santiago, pero dimos buena cuenta de los recursos ya no tan abundantes de nuestra nevera y nos hicimos una cena ligera pero sabrosa, y caímos rendidos en la cama, porque vaya tute llevábamos de trabajo…

El sábado la idea era ir a casa de uno de los “profes”, ya que iba a celebrar un buen asado con toda la comitiva de amigos, compañeros y alumnos. Nos hizo un “tour guiado” por su casa, con huerto, invernadero, barbacoa y minizoológico incluidos, y cuando empezó a llegar la gente comenzamos a disfrutar del choripán, la cerveza y el pisco sour. Luego llegó la comida, con harta ensalada y buena carne asada al fuego con salsa de ají en sus múltiples variedades de picante, de poco a muchísimo (delicioso). La verdad es que fue un almuerzo (de 13:00 a 00:30, lo normal) muy divertido donde pude conocer a un montón de gente y echarme unas buenas risas con tantos frikis de todo tipo, desde la música hasta especialmente la antropología física (debo decir que causó sensación mi esclava de calaveras, jeje). Toda la tarde se basó en comer, beber vino, cerveza y pisco, tocar la guitarra y cantar y charlar de todo un poco con todos ellos. Finalmente nos acercaron gentilmente a casa (porque era una vuelta de narices) en un coche automático donde viajábamos 7 personas; el hecho de que hubiera 5 en el asiento trasero no era ningún problema, aquí no te paran por ello… Así que debo dar las gracias a todos los que conocí porque lo pasé genial, como Gabriel, Fabián, Rocío, Catalina, Toñi, Pablo, Sebastián, todos los nombres que no recuerdo y, sobre todo, a Eugenio, Germán, Sergio, Lucho, Rodrigo y Ariel, porque fue un día fantástico.

Y aunque para el domingo la idea era juntarnos en casa de los superprofejefes, a última hora del sábado (que más bien fue primera del domingo y por teléfono), se cambió el plan para ir a pasar el día a Valparaíso. En realidad es una forma de hablar, porque hicimos un buen recorrido. A eso de las 10:30 salimos rumbo a Valparaíso, cruzando el valle de Curacaví y el de Casablanca, y llegamos a Valparaíso. Nos dimos una vuelta, subimos a los cerros en los famosos ascensores, recorrimos el puerto, nos hicimos unas fotos en el monumento a Arturo Prat (gran guerrillero chileno), visitamos la casa-museo del genuino Lukas y partimos hacia Concón, bordeando toda la costa del Pacífico y pasando por Viña del Mar y Reñaca, entre otros lugares. Las vistas son increíbles, con el gran Pacífico golpeando en sus playas, que son paradisíacas te encuentres donde te encuentres, y en el que si miras al horizonte no distingues claramente la separación entre mar y cielo, porque la bruma de la tremenda evaporación del agua lo cubre todo y el límite no queda definido.

Llegamos a Concón y nos sentamos en un buen restaurante junto a la playa, a la sombrita pero con buena brisa marina y nos decidimos por unos entrantes de locos y machas a la parmesana, acompañados de un buen pisco sour. Después, corvina Monterrey (riquísima) con cerveza y de postre papayas en almíbar. Qué delicia de marisco chileno, y eso que me quedó tanto por probar; es algo que uno no puede perderse, en serio. Con el estómago más que lleno pusimos rumbo al Norte, siguiendo la línea de la costa, y pasamos por Ritoque, Puchuncaví, Maitencillo, La Laguna y Cachagua, hasta llegar a Zapallar. Aquí tengo que decir que Cachagua es una maravilla, aspecto rural y casas increíbles, con la playa de Las Cujas, que tiene una bajada tremenda por escaleras de madera que no quiero imaginarme en lo que se traduce de subida. Pero Zapallar me impresionó; es más bien un rinconcito escondido del mundanal ruido en la costa del Pacífico, con unas playas tranquilas y del tamaño perfecto, el agua helada incluso en esta época del año y con un ambiente turista que más bien es el de propietarios de grandes fincas en la ladera de la montaña, medio disimuladas en el bosque. Las gaviotas y los pelícanos, decenas y decenas de ellos, campan a sus anchas por la zona y puedes ver el espectáculo de su vuelo rasante sobre el mar y el momento en que se alzan para tomar altura y zambullirse en picado en busca de algún desafortunado pez. Realmente un lugar hermoso, tranquilo y donde no me importaría tener una “casita” para retirarme, sinceramente. Y después de una cervecita para pasar el calor y terminar de digerir tamaña ingesta de marisco, pusimos rumbo de vuelta a Santiago atravesando la desembocadura del río Aconcagua (donde vierte sus turbias aguas al Pacífico en una espectacular mezcla de tonos marrones y azules) y metiéndonos más en el interior y pasando por Papudo, Catapilco y el túnel El Melón, y viendo cantidades inmensas de palmeras chilenas, paltos, quincos y cardones (por el camino nos topamos con un par de incendios forestales en la distancia, con grandes líneas de llamas y que tenían toda la pinta de ser provocados por la distribución del fuego, espero que se sofoquen pronto) y llegamos a Santiago, al apartamento. La verdad es que fue un día cansado, con 400-500 Km. en el cuerpo que quieras que no hacen mella, así que dormimos como campeones. Eso sí, primero había que echarle un ojo a las fotos, que ya colgaré con tiempo, y que podían haber sido más si no me hubiera quedado sin batería en la cámara (que no es de extrañar, con el ritmo de fotos que llevo últimamente para poder seleccionar las mejores)…

Y hoy a ver qué pasa en el curro, que también promete haber jaleo. A ver si funcionó el broche final de la semana pasada. Crucemos los dedos, porque nos quedan sólo un par de días…

[6ª PARTE]

La verdad es que tras sólo un par de días de mi última entrada y a tan sólo unas horas de mi vuelta a España no habría mucho que contar si no fuera porque de repente las cosas pueden adoptar un giro extraño (y graciosamente divertido, al fin y al cabo). Parece que las cosas empezaron a funcionar en el laboratorio justo a tiempo antes de partir, y pudimos recuperar gran parte del material y disponerlo para llevárnoslo a Madrid. Por el día almorzamos porotos granados con masamorra (¡espectacular!) en el mítico “Santa Inés” y por la noche salimos a cenar con unas amigas de aquí; tomamos chorrillana, sopaipillas y empanadas y luego a tomar una cerveza en plan tranquilito.

Y ayer por la mañana fue el día en que todo salía al revés, y es que amaneció un cumpleaños extraño ya de por sí. Después de levantarme aburrido de dar tantas vueltas y con tanto ruido de las obras de la misma calle, desayuno y a visitar a unos antiguos amigos del jefe. El asunto es que tratando con uno de ellos sobre los avatares de nuestra experiencia en terreno en el sur de Chile, el colega puso manos a la obra e, ipso facto, agarró el teléfono para ponerse en contacto con una compañera del hospital que trabaja en su proyecto sobre multitud de cosas de las cuales no hablaré aquí. El resultado fue que en apenas unos minutos estábamos en el hospital con una orden directa para hacernos unas pruebas en sangre y descartar posibles “consecuencias negativas” de nuestra estancia en terreno “expuestos a factores de riesgo”. Bueno, pues a esperar tocan. Como Chile es igual que España en asuntos burocrático-administrativos, la espera se demoró más de una hora y media, porque la señorita en cuestión se había ido a comer en ese instante, mira tú qué gracia (como dijo uno de nuestros interlocutores durante el desayuno de a media mañana: “Si nos hubieran conquistado los ingleses…”). Total, que después de todo ese tiempo, bastó con pasar a una sala tras dar nuestros datos para que nos sacaran 200 mL de sangre a cada uno y listo.

Así que, ya que no pudimos cumplir nuestro compromiso de ir al mercado central a comer pescados y marisco con otra persona, decidimos hacerlo por nuestra cuenta y nos dirigimos a uno de esos fantásticos “Dominó”, donde a pesar de no ser un sitio de gran glamour los completos (perritos calientes) son exquisitos, y disfrutamos de uno en condiciones con palta y jugo de melón recién exprimido (“agggghhh” [léase imitando a Homer dejando caer la baba por la comisura]). Paseando por el centro, había que celebrar el cumpleaños, así que fuimos a uno de esos fenómenos sociales tan típicos de Santiago y de los que cada vez quedan menos, un café con piernas. Bien, el sitio es bonito, bien decorado (es decir, los espejos estudiadamente colocados), y la atención buena, cos que era de esperar. Había que conocerlo, así que nos tomamos el café y nos fuimos, y listo. La verdad es que son sitios curiosos, y como experiencia estuvo bastante bien; eso sí, la fauna que se ve ahí es para escribir una enciclopedia, pero bueno…

Seguidamente me obsequiaron con una “visita guiada” por el centro de Santiago y La Vega, de la cual desafortunadamente no tomé fotos, pero desde luego es impresionante. La cantidad de pescado, fruta, verdura y otros enseres que hay ahí no tiene comparación en ningún sitio. Un mercado de tamañas dimensiones, para abastecer a toda una ciudad del tamaño de la capital chilena, es sin lugar a dudas digno de ver. Literalmente, puestos de fruta hasta donde alcanza la vista, y pasamos por los lugares donde comen los turistas y después por los buenos, donde comen los chilenos. Qué maravilla de olores… Lo cierto es que pasear por ahí te da una visión bien distinta de lo que es la ciudad. Pero merece la pena, desde luego, y muchísimo.

Y después, llegada al laboratorio, poner todo a punto durante la tarde y marchar a cenar, esta vez sí como celebración de verdad y a petición popular, de nuevo al “Bierstube”, que nos encanta, y que siempre deja con muy buen sabor de boca. La verdad es que fue el más raro, exótico, caluroso, surrealista, kafkiano, inesperado y largo cumpleaños que he tenido en toda mi vida (largo porque empezó 4 horas antes, que yo me adapté al horario español cuando me convino para recibir felicitaciones), y sin duda inolvidable.Así que esta mañana ha tocado hacer el equipaje medio corriendo y con todo ello al laboratorio, donde estoy ahora, para salir directos desde aquí al aeropuerto. Es una lástima que no hayamos podido, entre unas cosas y otras, hacer todo lo que teníamos pensado ni ir a todos los lugares que habíamos planeado, pero otra vez será. Las cosas vienen como vienen y hay que asumirlas, sean como sean. De nuevo cito al gran tipo que tan a menudo me decía (y aún me dice): “Roth, las cosas no son como deberían ser; son como son” (¡pero qué grande eres, Andrés, y cómo me he acordado de ti estas semanas por aquí!). Mañana a estas horas aproximadamente estaré por Madrid, congelándome de frío, acordándome del calor que hace aquí en estos momentos, comparando el clima, la ciudad, la gente, la forma de pensar… todo. Y por supuesto esbozando una sonrisa cada vez que me acuerde de la imagen de los árboles y adornos de Navidad con la gente en maga corta y 35º C a la sombra…

Ha sido un viaje tremendo, del que me llevo una gran experiencia, un recuerdo fantástico, una sensación de generosidad y hospitalidad brutales y un buen puñado de fotos bien chulas. Así que gracias a todos, pero sobre todo a Jesús por hacerlo posible, a Raúl, Marcia y Sole por dármelo todo aquí y enseñarme tantas cosas, y a Juanito por su maestría en el sur en todos los sentidos. Ha sido genial. Y aún me quedan algunas fotos por subir…

Me conformo con que el vuelo de vuelta sea tan bueno como el de (ven)ida…

Gratulon!

Gratulon!

Je la 15 de decembro estis lia cent kvindekjariĝo. Gratulon, Dr. Zamenhoff!

De paso por Chile (2º Bloque)

De paso por Chile (2º Bloque)

[3ª PARTE]

Después de una semana aislado en mitad del bosque, pongo aquí mis experiencias, que he ido escribiendo de a poquito para intentar no pasar nada por alto, o al menos nada de lo importante (aunque cuento con que habré omitido sin querer un montón de detalles). Siento que resulte tan largo, pero ya que lo he escrito del tirón, prefiero que quede así.

El lunes partimos Juanito, nuestro technician zapador, Jesús y yo de Santiago en el vuelo de las 11:20, y aterrizamos finalmente en Puerto Montt un poquito antes de las 13:00. Recogimos la camioneta alquilada (un Mitsubishi L200 rojo y bien chulo) y nos dirigimos a La Picada, el lugar que habría de ser nuestro hogar durante los siguientes días. Después de un largo camino pasando por Puerto Varas, Las Cascadas y justo antes de Puerto Octay (he de decir que decidimos tomar el camino “corto”, esto es, por el Suroeste del lago Llanquihue, en lugar del Este y Norte del mismo, porque era más largo, pero tardamos mucho más debido a la carretera), y con los intimidantes volcanes Calbuco y Osorno siempre presentes (y ahora abro un nuevo paréntesis para apuntar que durante dicho trayecto tiré más de 100 fotos a los volcanes, sobre todo al Osorno, y que afortunadamente alguna quedó hasta bien, sobre todo porque la mayoría fueron desde el coche en marcha), llegamos al refugio de la señora (Guiller)Mina. En realidad decir refugio es una exageración, porque el lugar donde nos hemos dejado caer por las noches y que nos ha servido de campamento base era una cabaña o, mejor dicho, choza de madera y contrachapado regularmente apañada (pero que ya lleva unos cuantos años en funcionamiento) y realmente sucia. Por tanto, el operativo inmediato era limpiar y desinfectar bien todo el lugar (por aquello del Antavirus, que lejos de ser sano no lo es en absoluto precisamente) y colocar trampas para ratones por todas partes. Después de eso, almorzamos (a las 19:30 pasadas) y organizamos un poco los preparativos del día siguiente, que iba a ser el primer día de campaña sensu estricto. Por último, nos tomamos un ratito de relax con una cervecita bien fría y prontito a dormir porque estábamos agotados del día de trajín que habíamos tenido, o por lo menos yo.

Después de una noche no muy mala, con frío y pesadillas francamente horribles, me levanté, tomamos el desayuno con café y tostadas de jamón (riquísimas) y marchamos a explorar la zona por la que señalar objetivos. Harto el paseo, decidimos que era buen sitio para marcar y nos pasamos a saludar a un lugareño que vive en las inmediaciones para preguntarle por otras zonas a las que ir y por dónde cruzar el río. Volvimos a la cabaña, nos tomamos un tentempié con papas, cerveza y jote hasta la hora de almorzar (¡completos con arroz!). Por la tarde seguimos muestreando buscando otras zonas más propicias y después de una buena pateada volvimos para cenar una buena sopita caliente porque ya estábamos bastante fríos. Y después de eso, a dormir como campeones.

El miércoles amaneció algo más despejado que el día anterior, pero no lo suficiente. Tras la noche, esta vez con un plumón de ganso en condiciones con el que pasé menos frío, desayunamos de nuevo a lo grande y fuimos a revisar nuestro trabajo del día anterior. Sin mucho éxito, salvo unos cuantos individuos no deseados, y tras haber retirado un par de “colilargos” de la casa, que hacen más que estorbar, preparamos el almuerzo (tallarines, mmmm…) y con energías renovadas marchamos de “excursión” hacia el volcán. Llegamos hasta donde la camioneta nos permitió, pasamos a ver a los guardaparques y visitamos los antiguos refugio y mirador. Fotografiamos y tomamos vídeos por doquier del paisaje, del volcán Osorno, del Lago de Todos los Santos y todas las vistas desde allí arriba (realmente impresionante), y después de una tremenda caminata de más de dos horas llegamos a la misma ladera del volcán, donde degustamos el manjar de la nieve con harina tostada y azúcar (riquísima, de verdad). (En este momento tengo que hacer un inciso para remarcar la sensación tan increíble que es estar allá arriba, en mitad de la montaña, con un paraje inigualable y sabiendo que no hay civilización hasta muchos kilómetros de distancia. Las vistas son indescriptibles, y es una pena que la cámara no capte la belleza de ese lugar. Si tenéis oportunidad de visitar esta región, no la perdáis). Con muchísima niebla, viento y frío conseguimos bajar de nuevo al camino y retornamos a la casa. Eso sí, dimos buena cuenta en fotografías de toda la fauna que encontramos: escarabajos, hormigas, grillos, lombrices, arañas, ranas, sapos, lagartos, topillos, ratones, caballos, zorros, llamas y marsupiales. Ah, y me traje de recuerdo una piedra volcánica de la ladera del Osorno, eso que no faltara. Por último, no hubo éxito tampoco en la primera intentona de pesca, pero todo se andará, pensé yo. Nos relajamos un poco bajo el sol (abrasador sin capa de ozono e igualmente peligroso) y preparamos la cena. Y qué bien dormimos esa noche después del cansancio del día…

 El jueves amaneció, para nuestra alegría y frustración, completamente despejado. Alegría porque seguíamos teniendo buen tiempo para el trabajo, pero frustración porque el día anterior había resultado ser, después de todo, el peor para visitar las inmediaciones del volcán; esta vez podría haberse visto completamente todo sin ningún tipo de problema, pero qué le vamos a hacer… Por fin, el primero de nuestros objetivos estaba cumplido, conseguimos encontrar lo que andábamos buscando, además de un inesperado visitante que, ante la incertidumbre, “se vino con nosotros”. Procesadas las muestras y llegada la tarde bajamos a Las Cascadas, el pueblo más cercano donde comunicarnos con el mundo exterior con teléfono e internet, aunque yo no hice uso de ninguna de las dos cosas hasta llegar a hoy mismo lunes en Santiago (gracias a lo cual podéis leer esto). Las Cascadas es un pueblo curioso, con poquitos habitantes y perdido en mitad del campo, pero bien arreglada la Plaza de Armas, eso sí, y con un pan exquisito del que dimos buena cuenta más de un día, además de la delicia de los berlines, unos bollitos rellenos de crema absolutamente exquisitos. Una de las cosas más bonitas del pueblo es que tiene la playa a escasos metros. Por supuesto cuando digo playa me refiero a la orilla del Lago Llanquihue, con unas vistas alucinantes al volcán Calbuco, arena volcánica (casi negra), un agua cristalina (y fría) y el contraste de todo ello mezclado con el bosque. Imaginad la vista del atardecer con el sol de cara engullido en el horizonte por el agua del lago…

 Viernes. Como de costumbre, a eso de las 7:00 a.m. arriba, a revisar el trabajo (frustrante de nuevo, sin nada de interés) y a seguir. Todos los días acababa un poquito cansado, sudando a mares con toda la ropa para la lluvia encima y al final pasando frío (al menos no llovía, porque habría sido la debacle), pero venía bien moverse un poco por el bosque, para qué mentir. El bosque por cierto, se me antojaba una mezcla entre Perelín La Selva Nocturna, el Bosque de Fangorn y La Comarca, y moviéndose entre tal jungla yo tenía al mismo tiempo las imágenes de las selvas de “Depredador”, “Parque Jurásico” y a saber qué más cosas. La sensación de estar completamente rodeado por la inmensa (y harto densa) cantidad de vegetación era única, y más de una vez quedé maravillado con la cantidad de verde (pero verde verde, intenso) que tenía alrededor. Por supuesto, la vegetación era completamente distinta a la que estamos acostumbrados en nuestras latitudes, y aunque cuentas con ello, verlo en persona siempre choca, o al menos a mí, que miro todo al detalle. Quila, notro, nalca, arrayán y multitud de gigantescos helechos, musgos, líquenes y hongos conviven de tal manera que rara vez pisas el suelo verdadero del bosque, y ni mucho menos lo ves. Las raíces se enredan por todas partes y encuentras ramas y lianas colgando desde lo más alto. Y cuando estás en lo más profundo entiendes por qué toda la madera a pie de suelo está completamente podrida con tal cantidad de humedad y la poca luz que le llega. Al pasar por entre los árboles te topas de repente con inmensas telarañas tremendamente variadas en su forma (que también dan una idea de la diversidad y el apogeo de los arácnidos). Por la tarde decidimos darnos un paseo turístico a los Saltos del Río Petrohué. He de concretar que toda esta zona de la X Región está enmarcada en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, y en general todo es precioso. Pero en concreto esta reserva es brutal; el espectáculo de la bajada del río es único, el estruendo del agua ensordecedor, y la belleza de las aguas cristalinas es inimaginable, con esos resplandores azules y verdosos que yo sólo había visto en películas. Las rocas, las montañas y el paisaje desde allí son verdaderamente alucinantes, y todo el tiempo estábamos diciendo cosas como “¡Qué maravilla!”, “La verdad es que esto es muy bonito” o “Hazme una foto aquí que se vea el volcán” (esto último sobre todo yo, para qué negarlo). Después nos dirigimos al mismo pueblo Petrohué, que básicamente es un puerto en el fin del Lago de Todos los Santos con el río Petrohué, sin nada más que un hotel, unas cabañas para turistas (toda la región está repleta de negocios de alojamiento en cabañas) y un estacionamiento desde donde se llega a la vista majestuosa del lago y la cordillera y cuyo precio es “voluntario”, como decía el señor que se encargaba de aquello. Y como ya habíamos terminado, a cenar pasando por Las Cascadas a comprar más pan y berlines.

 El sábado el trabajo fue de nuevo alentador, repetimos éxito. El problema fue que por la tarde comenzó a llover, y duró lo suyo hasta la madrugada. Así que visto el panorama decidimos cambiar de planes y volver a Santiago ayer domingo y en avión, en lugar de conduciendo (son unos 1000 Km., así que la decisión tenía su razón de ser). Aquí diré que tuve un pequeño accidente que podría haber acabado mucho peor; al colarme junto al río por entre los árboles tropecé con unas raíces y caí de bruces contra el suelo, rodando hacia el terraplén. No sé si por fortuna, casualidad o designio divino un árbol de tronco no muy grueso frenó mi caída hacia el terraplén, que tenía una altura de unos diez o doce metros. En el momento no le di mucha importancia, pero al rato y pensándolo fríamente me di cuenta de que podría haberme quedado ahí, dándole de comer a los peces del Río Blanco (de verdad que después lo pensé y me dio miedo). Hablando del río, aproveché uno de los ratos libres del mediodía para emular a mi tocayo Redford en “El río de la vida” caña en mano, pero he de decir que tampoco tuve suerte esta vez, así que me quedé sin presa que fotografiar. Afortunadamente, el hermano de la señora Mina, llamado Fredi según creo, nos regaló las tres truchas que había pescado para que cenáramos. Este hombre es un auténtico ermitaño, vive solo en su choza a unos pocos metros de donde estábamos nosotros, vive del campo, de sus gallinas, de su pesca y de su huerto, y cuando procede ayuda a quienes se alojan allí en lo que necesitan. Nos ayudó con la bomba de agua (con una auténtica toma de tierra, lástima que no sacara foto de aquello), con “las trampas” (la historia de talar el árbol se contará en otra ocasión), nos regaló pan, pescado… La verdad es que es un hombre realmente entrañable, y puedo decir que le entendía casi todo de lo que decía (al marido de la Mina no había quien lo entendiera, con razón me dijeron que en el sur de Chile no se le entiende a la gente, porque los que viven en lo profundo son profundos pero de verdad…).

 Total, que el domingo amanecimos aún antes para recoger todo el tinglado y… ¡premio: segundo objetivo cumplido! Increíble, justo cuando recogíamos todo ahí teníamos lo que tanto ansiábamos. Con una sensación de alegría perenne (empañada por la fiebre de uno de nuestros integrantes, esperemos que no dure) terminamos de recoger, cocinamos la “receta original” de los pescados del caballero Fredi y partimos rumbo de vuelta a Puerto Montt, esta vez por el “camino largo”, pasando por Puerto Octay (que por lo poco que pude ver me pareció muy bonito, dicho sea de paso). Llegamos a Puerto Montt, depositamos nuestro vehículo arrendado y pasaré por alto los avatares hasta sacar el pasaje de vuelta a Santiago, porque eso merece consideración aparte (no es que sea muy largo, pero es un poco de coña). El vuelo fue fantástico, un tiempo muy agradable y con adelanto de casi media hora, así que llegamos bastante bien. Nos recogieron, fuimos a la universidad a dejarlo todo y volvimos a casa a deshacer las maletas, organizar un poco las cosas y acostarnos, porque el cansancio hacía mella a base de bien, y eso que apenas eran las 22:00 cuando nos fuimos a dormir…

 Y aquí estamos hoy, promete haber jaleo de trabajo con todo lo que hemos traído, pero espero poder poner al día mi correo electrónico, porque me temo que debe de estar a reventar (espero que no haya nada importante esperándome en la bandeja de entrada). Lo cierto es que esta semana se me ha pasado volando, pero paradójicamente parece que hace una eternidad que llegamos a Chile; es bastante contradictorio, aunque yo ya no me sorprendo de mi percepción del tiempo, porque varía más que las opiniones de los políticos. Eso sí, quiero dejar constancia de lo que he disfrutado en estos días; he batido mi récord de nuevo en lo más lejos que he estado de casa (tengo que mirar el mapa para asegurarme de cuántos kilómetros son; sí ya sé que vosotros habréis viajado más, pero yo no me muevo mucho porque no tengo oportunidad), gracias a Juanito he conocido y degustado las delicias del merquén, el jote, los berlines, el arroz graneado, las corbatitas, las trucha con cebolla (“receta original”), la nieve con harina (nos quedó pendiente el curanto y la ensalada de nalca, para otra ocasión) y las artes de la pesca, y he gozado viendo multitud de bandurrias y tiuques a escasos metros en pleno esplendor.

 En resumen, si es que puedo resumirlo, ha sido una experiencia única.

 P.D.- Y se me ha vuelto a pegar el sol, arghh…

De paso por Chile

De paso por Chile

[1ª PARTE]

Pues aquí estamos, ahora mismo en la facultad, nuestro centro de operaciones al otro lado del Atlántico. Os contaré brevemente cómo fue el día de ayer. Debo decir que tengo la cabeza un poco descolocada porque no sé ni en qué hora ni en qué día vivo, y eso que el jet lag no es excesivo, pero ando perdido más que un hijo de p**a en el día del padre...

Bueno, pues ayer llegamos a eso de las 9:15 aterrizando en el aeropuerto de Santiago. El vuelo fue bastante bien, conseguí cabecear a ratos y sin darme ni cuenta habían pasado las casi 14 horas de viaje, y no se hizo pesado, así que no estuvo mal la cosa. El asiento era más espacioso de lo que pensaba, así que no podía quejarme. Nos recogieron, nos llevaron a nuestro "departamento" y allí dejamos las cosas. Un salón agradable, dos dormitorios con camas de colchón algo dudoso en calidad pero buena almohada (así que muy bien), cocina y baño. Luego fuimos a comprar algo de fruta y cosas varias para el desayuno para tener durante estos días, y de ahí a comer al "Parque Arauco", un macro-centro comercial donde hay de todo.

Después volvimos a "casa", deshicimos el equipaje, nos pegamos una ducha y fuimos al centro, a recorrer un poco las calles y zonas más llamativas, visita turística guiada y nos tomamos unos buenos "Schop" (pronunciado "chop", significa jarra de cerveza, pero ignoro de donde viene la palabrita). Y de ahí fuimos a cenar, después de la pedazo de caminata, tomamos el metro, el autobús y un taxi y a dormir, porque estábamos reventados a eso de las 23:00 de la noche, pero para mí había sido un día larguísimo.

Esta mañana nos hemos despertado muy pronto (amanece antes de las 6:00 de la mañana aquí) y entre cabezada y cabezada nos hemos levantado a eso de las 8:00-8:30, ducha, desayuno tranquilito y hemos venido acá. Me han presentado a toda la gente que no conocía y nos iremos a "almorzar" en un ratito.

La cosa pinta bastante bien, desde nuestro apartamento se ve la Cordillera (se ve desde todas partes de Santiago, como si lo flanqueara impertérritamente, como una barrera infranqueable), y la verdad es que ayuda a orientarse incluso estando colgado por los pies cabeza abajo (pero hay que tomar las referencias contrarias, claro). Eso sí, hace un calor de mil demonios, de unos 32º C, pero la sensación térmica es de 30 y muchos casi 40. Ya nos han avisado de que deberíamos ponernos protector solar (es lo que tiene asomarse al agujero de la capa de ozono), así que veremos si no acabo tan quemado como en Suecia...

En cuanto al viaje al sur, salimos en avión el lunes por la mañana hacia Puerto Montt, creo recordar, al cerro de La Picada, junto al volcán Osorno, justo al Este del lago Llanquihue (ya me he ubicado), y allí pasaremos los días necesarios hasta completar el trabajo entre currar, beber cerveza, pescar y comer salmones y poco más, así que habrá tiempo de sobra para hacer de todo y de nada, porque no sé qué podremos hacer allí. Y como mucho, tenemos que devolver la camioneta el próximo lunes aquí en Santiago, con lo cual no nos demoraremos más de una semana (soy consciente de que suelto palabros chilenos, pero no pienso evitarlo).

Por lo demás creo que no mucho, no hay más que contar, así que os iré poniendo al día conforme avance la situación. Pero vamos, estoy bien, y eso que todo es muy distinto a cuanto me había imaginado (Santiago es una ciudad de contrastes y me cuesta mucho), y se me hace raro estar en el otro lado del mundo, a 12.000 Km de distancia, en un país distinto donde hablan mi idioma. No sé si sentirme extranjero o no, porque es extraño para mí, un chico de provincias que a cada paso que da no puede evitar pensar que está batiendo el récord de lo más lejos que ha estado nunca de casa, qué le vamos a hacer...

Besos mil al pie de los Andes. ¡Muacks!

Pues aquí estamos, ahora mismo en la facultad, nuestro centro de operaciones al otro lado del Atlántico. Os contaré brevemente cómo fue el día de ayer. Debo decir que tengo la cabeza un poco descolocada porque no sé ni en qué hora ni en qué día vivo, y eso que el jet lag no es excesivo, pero ando perdido más que un hijo de p**a en el día del padre...

Bueno, pues ayer llegamos a eso de las 9:15 aterrizando en el aeropuerto de Santiago. El vuelo fue bastante bien, conseguí cabecear a ratos y sin darme ni cuenta habían pasado las casi 14 horas de viaje, y no se hizo pesado, así que no estuvo mal la cosa. El asiento era más espacioso de lo que pensaba, así que no podía quejarme. Nos recogieron, nos llevaron a nuestro "departamento" y allí dejamos las cosas. Un salón agradable, dos dormitorios con camas de colchón algo dudoso en calidad pero buena almohada (así que muy bien), cocina y baño. Luego fuimos a comprar algo de fruta y cosas varias para el desayuno para tener durante estos días, y de ahí a comer al "Parque Arauco", un macro-centro comercial donde hay de todo.

Después volvimos a "casa", deshicimos el equipaje, nos pegamos una ducha y fuimos al centro, a recorrer un poco las calles y zonas más llamativas, visita turística guiada y nos tomamos unos buenos "Schop" (pronunciado "chop", significa jarra de cerveza, pero ignoro de donde viene la palabrita). Y de ahí fuimos a cenar, después de la pedazo de caminata, tomamos el metro, el autobús y un taxi y a dormir, porque estábamos reventados a eso de las 23:00 de la noche, pero para mí había sido un día larguísimo.

Esta mañana nos hemos despertado muy pronto (amanece antes de las 6:00 de la mañana aquí) y entre cabezada y cabezada nos hemos levantado a eso de las 8:00-8:30, ducha, desayuno tranquilito y hemos venido acá. Me han presentado a toda la gente que no conocía y nos iremos a "almorzar" en un ratito.

La cosa pinta bastante bien, desde nuestro apartamento se ve la Cordillera (se ve desde todas partes de Santiago, como si lo flanqueara impertérritamente, como una barrera infranqueable), y la verdad es que ayuda a orientarse incluso estando colgado por los pies cabeza abajo (pero hay que tomar las referencias contrarias, claro). Eso sí, hace un calor de mil demonios, de unos 32º C, pero la sensación térmica es de 30 y muchos casi 40. Ya nos han avisado de que deberíamos ponernos protector solar (es lo que tiene asomarse al agujero de la capa de ozono), así que veremos si no acabo tan quemado como en Suecia...

En cuanto al viaje al sur, salimos en avión el lunes por la mañana hacia Puerto Montt, creo recordar, al cerro de La Picada, junto al volcán Osorno, justo al Este del lago Llanquihue (ya me he ubicado), y allí pasaremos los días necesarios hasta completar el trabajo entre currar, beber cerveza, pescar y comer salmones y poco más, así que habrá tiempo de sobra para hacer de todo y de nada, porque no sé qué podremos hacer allí. Y como mucho, tenemos que devolver la camioneta el próximo lunes aquí en Santiago, con lo cual no nos demoraremos más de una semana (soy consciente de que suelto palabros chilenos, pero no pienso evitarlo).

Por lo demás creo que no mucho, no hay más que contar, así que os iré poniendo al día conforme avance la situación. Pero vamos, estoy bien, y eso que todo es muy distinto a cuanto me había imaginado (Santiago es una ciudad de contrastes y me cuesta mucho), y se me hace raro estar en el otro lado del mundo, a 12.000 Km de distancia, en un país distinto donde hablan mi idioma. No sé si sentirme extranjero o no, porque es extraño para mí, un chico de provincias que a cada paso que da no puede evitar pensar que está batiendo el récord de lo más lejos que ha estado nunca de casa, qué le vamos a hacer...

Besos mil al pie de los Andes. ¡Muacks!

[2ª PARTE]

Un gran fin de semana. Rapidito rapidito cuento cómo han sido los últimos días de mi estancia en el continente sudamericano, porque tenemos unas cuantas cosas que hacer, que luego relataré brevemente (si es que me da tiempo). De primeras, y antes de que se me olvide y para no repetir, decir que todos los días sin excepción nos marcamos uno de esos desayunos que tan bien te hacen sentir, de ésos sobre los que el gran Goyo Jiménez diría que tienen una “ingente cantidad de comida (para los de la E.S.O….)”, con café, zumo (de papaya y manzana), tostadas con palta y queso fundido (que le hacen a uno heridas por abrasar el paladar), damascos, plátanos, galletas de limón, mermelada de mora y qué se yo…

El viernes fuimos a cenar al Wierstuder, un bar-restaurante alemán cerquita del Parque Forestal, donde pudimos degustar las especialidades de la casa, entre fricas, ensaladas, chucrut y otras delicias, acompañadas de unos buenos “schop” de cerveza negra, claro. Y hasta le surgió la duda a la camarera de si Jesús y yo éramos hermanos, a lo que yo contesté que sí, por supuesto… Y ya por la noche, a dormir plácidamente porque había sido también un día largo (aunque algo relajado) en la facultad.

El sábado, almuerzo en casa del gran Germán. Germán nos recibió en su humilde morada junto a su familia: Claudia y los chicos, Alejandro y Carlos. Fue un almuerzo que se extendió desde las 13:00 hasta las 23:30, y durante el cual no faltó de nada. Y cuando digo de nada es de nada, conversaciones de todo tipo, vino, cerveza, juegos variados con los chavales… Hablamos de ciencia, política, educación, anécdotas, familia, historia (es por cierto una familia muy viajada, versada, experimentada y sabia, con varios idiomas en su haber, dicho sea de paso). Unos tipos bien inteligentes y unos chavales encantadores. Allá estuvimos jugando basket, ping-pong, poker y hasta tocando la guitarra, enseñándonos unos a otros. Realmente un día-noche-velada fantástico durante el cual me sentí absolutamente como en casa. Qué hospitalidad más maravillosa… y es que, como decía Rosa Amanda: “Vas a ver cómo quieren en Chile al amigo…”. ¡Qué razón llevabas, Rosa! Claro, Jesús era “el Godo”, y yo era “el otro Godo, o el moro”, y fue rebonito disfrutar de un abrazo tan cálido por parte de gente tan buena, tan honrada y tan genial. Muchísimas gracias a todos, porque fue un día inolvidable.

Ayer domingo amanecimos más calmados, y después de desayunar nos recogieron para dar una vuelta por el Parque Metropolitano de Santiago, en el Cerro de San Cristóbal, y disfrutar de unas vistas realmente impresionantes de la ciudad. Vimos en lo alto a la Virgen, una estatua monumental donde hay enclavada una ermita, con su capilla, su santuario, y su “plaza vasca”, en la que al parecer se congregan los vascos afincados acá y descendientes de los susodichos, con sus heraldos tallados en la roca (de todos los territorios que según ellos les pertenecen). Después nos acercamos a la piscina de Antilén (“lugar de sol”), otra localización fantástica, pero no pudimos asomarnos finalmente a la de Tupahue (“lugar de dioses”). Así que de ahí decidimos ir a comer unas buenas y auténticas empanadas chilenas con cerveza; y héteme aquí que nos encontramos con la consorte y la hija de Raúl, nuestro anfitrión, colega, tutor, maestro y guía, y nos fuimos directos a su casa, a tomar el almuerzo en familia. Disfrutamos de una larga y entretenida sobremesa chachareando sobre los más diversos temas, desde ciencia hasta revoltijos sociales y farándula científica, recordando y debatiendo personajes insignes de nuestro área y de muchas otras cosas, en la terraza familiar con vistas a la ciudad, a la Cordillera (desde ahora siempre en mayúsculas) e incluso a “Sanhattan”, el centro financiero de la ciudad (estos chilenos son dados a ponerle sobrenombre a todo lo que se cruce por delante…). De ahí, raudos y veloces hacia el Cajón del Maipo, a visitar a Marcia, que nos esperaba en su casa preparándonos un aperitivo que sirvió de cena y que de nuevo amenizamos con anécdotas de todo tipo y puestas en común sobre lo que haremos a partir de hoy. Por el camino de ida vimos el río Mapocho, el Colorado y el Maipo, y el de vuelta nos lo pasamos escuchando típico folclore chileno. La verdad es que fue otro día fantástico, broche de oro para un fin de semana intenso en experiencias y en conocer gente, lugares y parajes que no dejan de dejarme literalmente boquiabierto. Y por cierto, muchísimas gracias, Marcia, porque fue una velada absolutamente genial.

Y ahora mismo, entre que dejo estas experiencias aquí y demás cosillas, terminamos de preparar todo para nuestro viaje hacia el sur, hacia la X Región. Volamos en un rato hacia Puerto Octay, donde tomaremos una camioneta que nos llevará a La Picada, a las faldas del Volcán Osorno, junto al Lago Llanquihue. Lo que allí nos espera lo relataré a la vuelta (de conexión a Internet por allá nada de nada), así que no puedo dar detalles ahora mismo. Pero prometen unos paisajes únicos sin duda, ya contaré.

Hasta entonces, buena semana, y veremos qué sucede…

P.D.- ¿Qué diantres de sueños estoy teniendo, ahora y en este lugar? Al cerebro no hay quien lo entienda, a ver si dejo de usarlo por un tiempo…

P.D.2.- Como esto lo estoy escribiendo en la noche del domingo al lunes desde la terraza del departamento porque no tendré tiempo mañana por la mañana de hacerlo y así sólo tengo que colgarlo, estoy escuchando a unos gayos cantando “Ese toro enamorado de la luna…”. Veremos a ver si duermo…

La Ciencia española no necesita tijeras

La Ciencia española no necesita tijeras

[Esta entrada corresponde al 9 de octubre de 2009]

Bueno, 2 días más tarde de lo previsto, pero no importa. nunca es tarde si la dicha es buena, y además me he enterado ahora mismo. Es alucinante cómo el gobierno en este país funciona a su manera, es decir, como les da la gana sin tener en cuenta ni al ciudadano medio, ni al alto ni al bajo. Sólo se tienen en cuenta ellos mismos, claro, al fin y al cabo son los que se embolsan cerca de 90.000 euros al año de por vida (sí señores, 90.000 euros al año de por vida es lo que gana un presidente de gobierno español, que parece que ha jugado el sorteo de Nescafé de un sueldo de por vida y lo ha ganado todo a la vez; por supuesto, nuestros ministros no se quedan atrás, no...).

Claro, en esta tesitura, uno se pregunta qué diantres está haciendo con su vida que no gana apenas 1000 euros al mes y encima se encadena a una hipoteca durante muchos años (piensen que sigue habiendo hipotecas a 40 y 50 años) y eso ocurre con suerte a los 30 y muchos, con dos sueldos (si no has ligado olvídate, porque no tienes pareja que te ayude) y dando gracias. Y bueno, eso de que el sueldo mínimo en nuestro país es de 800 euros... 800 mentiras, que podemos hacer una lista de todos los que cobran menos que eso.

En fin, al tema, que sigue siendo demencial la situación en la que se encuentra nuestro país, donde cantamañanas de tres al cuarto (pero eso sí, profesionales) se tiran los trastos a la cabeza a diario en televisión y se acusan de todo con frases traducibles al "¡y tú más!" del parvulario, donde el único ejemplo que dan es de cómo no hacer las cosas, de cómo no gobernar y de cómo tener ganas de marcharse a otro país y que le den por el proctoculo a toda la política de este país. Pues después de todo eso, resulta que, además, pretenden recortar un 37% del presupuesto dedicado a Ciencia e Investigación. Claro, cuando uno lee el presupuesto que dedican países en nuestro continente a los mismos gastos, se le cae la cara de vergüenza de vivir en esta piel de toro. Luego que si "Suecia no cuenta porque son tontos y hace mucho frío, que se suicidan porque no tienen luz". Gilipolleces. Los escandinavos nos superan en cerca de 80% el presupuesto que dedican a Ciencia y Desarrollo, porque ahora mismo seguimos a la cola de Europa, en este país de chiste, donde los políticos sólo saben sacarse la lengua y hacerse pedorretas unos a otros. Unos que si se reúnen a escondidas, otros que si se pagan regalos de lujo y señoritas de compañía, otros que si hacen de las bodas de sus hijas cuestiones como bodas de estado, otros que si se llevan a la familia de viaje y se hacen fotos con los altos mandatarios de otros estados... Pero tampoco hay que irse tan lejos. Resulta que como todos somos españoles hasta la muerte, lo que sea porque Madrid sea olímpico en 2016. Y es que se nos llena la boca cuando decimos: "Nos hemos ganado 38 medallas en estas olimpiadas". Sí, seguramente las has ganado tú todas, que lo más redondo que has visto en tu vida es una onza de chocolate, y lo más que te has movido es del sillón a la nevera a buscar otra cerveza, o lo único que has entendido es que Gallardón viaja a Copenhague (con el dinero que le quitan a la Ciencia) y además lo has leído entre un monográfico de Belén Esteban y las últimas reformas de la mansión de la Preysler.

No puedo dejar de pensar que Einstein llevaba razón cuando decía que todo era relativo, y es que relativamente mucha gente en nuestro país no está de acuerdo con las medidas que toman nuestros políticos. Y no me refiero a un par de cositas, no, es que no hay más que poner un poquito de sentido común (el menos común de los sentidos), y darse cuenta de que todos se están cachondeando de nosotros, los de a pie, los que nos cogemos una hora y media cada día de transporte público para ir a trabajar por las mañanas y otra hora y media de vuelta, todo el día fuera de casa y comiendo en una fiambrera. Todos esos que visten trajes de 5000 euros, los que usan cinturones de piel de 500 euros, los que tienen más de 600 asesores (que digo yo, qué tonto ha de ser ese señor que necesita a tanta gente), esos mismos 600, los que se pasan la vida mintiendo y con cara de hipócritas, haciéndose fotos en un refugio para animales jugando con un perro, inaugurando un hospital y cerrando los baños sin acabar a la prensa y no permitiendo subir a otras plantas donde todavía no tenían camas...

Y luego, los que hacemos ciencia, que como bien dicen por ahí no somos tipos con gafas de culo de vaso, inadaptados sociales y con pegajosas batas blancas, nos tenemos que tirar de los pelos cuando nos enteramos de las medidas que nuestros políticos deciden. Que me viene dando igual si al final es un 37% o un 15%. Porque en la universidad pública las cosas ya están bastante mal, como para encima ir aún peor. Si te tienes que pelear literalmente con el gobierno para que te subvencione un proyecto que sigue una labor de más de 25 años, con un grupo de gente reconocido a nivel internacional, publicando en las mejores revistas del área y referente en todas partes, pues digo yo que igual lo que habría que recortar serían los sueldos de semejantes ineptos, mentirosos, hipócritas, incultos y completamente inútiles políticos que llevan las riendas de nuestroa país. Por supuesto, con ellos al timón naufragamos en cuestión de femtosegundos (ninguno de ellos me puede decir lo que significa eso), pero eso sí, al menos me queda el consuelo de que con tanto dinero en su bolsillo se hundirán antes que nadie. Y si no es por el peso de su dinero será por el peso de su desfachatez, porque hay cosas que claman al cielo.

Por supuesto, España va mal. Muy pero que muy mal. Y no nos hagan creer que no, porque a ninguno de nosotros nos van a convencer de algo que es, evidentemente, mentira.

La Ciencia en España no necesita Tijeras, pero los bolsillos de estos señores sí.

Hay tantas cosas que decir que podría llenarse internet sólo con comentarios de este tipo, así que espero que éste sea mi grano de arena, y que sirva de algo.

Los pelos como escarpias

Los pelos como escarpias

[Esta entrada corresponde al 20 de julio de 2009]

Leo con asombro las noticias en la página web de un conocido diario de nuestro país, cuando uno de los titulares reza: "Detenidos siete menores por violar a una niña de 12 años en Huelva". Tras leer la noticia con un indeterminado sentimiento de vergüenza y rabia, dado que los hechos se produjeron, para más inri, sobre una niña con deficiencia psíquica, me pregunto en qué clase de mundo vivimos. Antes de encontrar una respuesta a mi propia pregunta, sigo un enlace al final de la noticia que me lleva a otra similar: "Detenidos seis jóvenes en Baena por violar a una niña de 13 años". No salgo de mi estupefacción; en tan sólo unos pocos días dos hechos similares se producen en nuestra geografía, y lo peor del caso es que no se trata de un individuo con determinada tara mental que lo conduce a provocar tales daños, no; mucho peor resulta ser el hecho de que un grupo de menores de edad es el responsable de tamaña agresión.

Me pregunto qué clase de educación o mentalidad tienen estos personajes (quisiera llamarlos niños, pero perdieron toda inocencia con sus actos) que les lleva a actuar de tal manera. Me pregunto qué esperan conseguir y cuál es el motivo que les lleva a ello... Mientras sigo sin encontrar respuestas a mis propios interrogantes (será que me gusta conversar conmmigo mismo) continúo leyendo la segunda noticia para intentar comprender algo de lo ocurrido. De pronto, una lucecita igual de roja que las anteriores se enciende en mi mente; vuelvo a leer de nuevo el párrafo anterior, y confirmo la idea captada: "(...) El padre de la menor relata que todo comenzó cuando ésta se encontraba en la piscina. Un conocido suyo, con el que, al parecer, había tenido una relación, la llamó y le pidió que saliera. La cría accedió y fuera del recinto descubrió que le esperaba un grupo de chavales. Su amigo le mostró imágenes grabadas en un móvil en las que aparecía ella manteniendo relaciones sexuales con él. Chantajeándole con la amenaza de que mostrarían esas escenas a sus familiares, la obligaron a ser violada por cada uno de ellos tanto en los alrededores de la piscina, como en los vestuarios de ésta (...)". Acto seguido entro en bucle con mi mismidad; dejemos a un lado (sólo por el momento, sin ninguna intención de restar importancia, válgame) el hecho de que hablamos de una violación, y el hecho de que fue en grupo, y el hecho de que todos ellos fueran menores de edad... el asunto al que me refiero con esta línea que aquí empieza es precisamente que la niña ya había mantenido relaciones sexuales, voluntariamente, con anterioridad. ¿En qué clase de mundo vivimos, en el que una niña (NIÑA, señores, no mujer) de 13 años, es suficientemente madura, adulta y responsable para mantener relaciones sexuales? ¿En qué clase de sociedad civilizada se estila, se permite, se hace la vista gorda al hecho de que relaciones sexuales con 13 años, si son consentidas, son correctas? ¿Acaso no pone nadie el grito en el cielo pensando que tal vez (y digo tal vez, que en estos días que corren a cualquiera lo tachan de dogmático y fascista por menos de una opinión) una preadolescente no tiene en su cabeza lo que necesita para mantener relaciones sexuales de manera adulta y responsable? Porque, señores, no nos engañemos, el sexo es divertido (si me lo dirán a mí), pero no es cosa de risa, y mucho menos un juego de niños.

Y tras expuestos los hechos, vienen ahora las consecuencias legales. Resulta inconcebible (al menos para mí, que empiezo a pensar que soy un bicho raro porque ya hace mucho que no me creo eso del "todo vale") pensar que los responsables de tan despreciables acontecimientos apenas van a cumplir un castigo penal. Aquéllos que no llegan a la mayoría de edad apenas son conducidos a un centro tutelar. De la noticia se desprende la información de fuentes judiciales: "(...) Los chavales no parecían ser conscientes de la gravedad de los hechos (...)", lo cual resulta espeluznante ya que, si ni tan siquiera comprenden el significado de sus actos, ¿cómo va a encontrarse una manera de que expíen sus pecados? ¿Cómo podrán librarse de su culpa, si es que son conscientes de ella? Y otra de las muchas cosas que clama al cielo, por supuesto, es que los menores de 14 años, por ley, no pueden ser imputados de modo alguno, repito, porque así lo dice la ley. ¡Qué chollo ser menor en este país, quién fuera Peter Pan...! Definitivamente, el sentido común es el menos común de nuestros sentidos, y me temo que esta nuestra piel de toro (ejem...) cada vez apesta más a irracionalidad, se mire por donde se mire. 

Sigo sin poder cerrar los ojos del asombro que me causan ambas noticias, tanto por los hechos en sí como por las circunstancias que los acompañan; menores violando en grupo a sendas menores, una con deficiencia psíquica y otra "ya experimentada" (ojo, que no pretendo culpar a la criatura de lo que sufrió, líbreme el lector de malas interpretaciones, pues no deja de ser una víctima). De verdad que me cuesta entender lo que sucede en nuestro país, y a veces me pregunto, con los pelos como escarpias, en qué clase de mundo crecen los niños de hoy en día... Llámenme retrógrado, conservador, reprimido... No me importa (me siento bien alejado de cualquiera de esos calificativos), tengo muy claro qué clase de educación deberían recibir los niños y las niñas de hoy en día. Si no están de acuerdo conmigo, igual si piensan en que su hija puede ser la protagonista de esta historia entonces cambian de opinión... ¿no les parece?

Lo que decía, como escarpias...

[El enlace a la noticia, de momento, en: http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Detenidos/jovenes/Baena/violar/nina/anos/elpepiespand/20090717elpand_7/Tes]

Mi vida en Estocolmo (4º Bloque)

Mi vida en Estocolmo (4º Bloque)

[16ª PARTE]

Volando. Así se me ha pasado esta semana entre unas cosas y otras. Sin darme cuenta he hecho mi primera aproximación a esos mutantes que me esperaban y sin darme cuenta ya pasé hace tiempo el ecuador de mi estancia aquí, y eso me hace sentir raro. Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.

Lunes nada nuevo bajo el sol (porque hacía sol, de hecho el tiempo se ha portado bastante bien toda la semana hasta hoy, debo decir). El martes nos juntamos unos cuantos del departamento y nos fuimos a un restaurante español, porque les hacía ilusión ir de "tapas". Así que allí nos juntamos Kim, Maarjte, Martijn, Takaharu-kun, Christine, Martin, Tomoyuki-kun, Nanaho-chan y yo. Nos pusimos hasta arriba con un montón de cosas a un precio más o menos asequible, y nos hinchamos a sangría de la buena (sí, estaba bien rica), aunque aquéllos que no podía beber alcohol tuvieron que conformarse con "sangría sin alcohol"; pero como dijo el bueno de Tomo: "La sangría sin alcohol es como una tortilla sin huevo". Y la tarta de chocolate exquisita... Fue una tarde genial, y disfruté un montón con mis compañeros de trabajo en un ambiente bien distendido y relajado, y creo que todo el mundo pensaba lo mismo.

El miércoles tocaba despedir a los españoles que estuvieron aquí el fin de semana, así que David, Heikki, Teresa y yo nos juntamos con ellos y continuamos la barbacoa del sábado donde lo habíamos dejado. Bueno, donde lo habíamos dejado no, porque en lugar de regresar a Hornstull Strands fuimos a su pisito y nos marcamos la barbacoa en la terraza, lo cual estuvo muy bien. Cuando se nos unieron más coleguitas (de Italia, Polonia e India, para ser precisos) nos fuimos a tomar la última; probamos suerte en el Kelly's y al final acabamos en el Medusa. Debo decir que no es mi culpa, pero era uno de los pocos sitios abiertos a esas horas...

El jueves a descansar (que tocaba), y el viernes de nuevo jaleo. Después del pastel que nos trajo Christine al laboratorio, que estaba "OCake", Tomo-kun y Nanaho-chan nos esperaban en su casa porque nos habían invitado a cenar a Kim, Abrahán, Charlotte, Christine y un servidor. Así que nos adentramos en ese lugar extraño que es el "System Bolaget" (un supermercado sólo del alcohol) y buscamos unas birras para llevar a nuestros nipones anfitriones. Por cierto, cuando uno se adentra en ese lugar los oídos le juegan malas pasadas, porque lo único que se escucha son botellas golpeando entre sí, cristal chocando contra cristal, y puedes ver a jóvenes buscando cervezas para la noche o a algún alcohólico llenando su carro a lo Nicholas Cage en "Leaving Las Vegas", un sitio muy curioso. Así que llegamos a eso de las 19:00 japonesas, que significa a las 19:00:00, ni un segundo antes ni después, y Tomo nos mostró su apartamento mientras nos tomábamos una de esas cervezas (él ya nos había preparado alguna bien fría). Y empezamos la cena con pollo (no recuerdo el nombre de la receta) y una ensalada para seguir con okonomiyaki y por fin sushi y sopa de miso. Acompañado todo de sake y rematado con un buen té verde. ¡Qué maravilla de cena! Tomo y Nanaho se portaron de maravilla con nosotros, y estaban súper felices de que hubiésemos ido a su casa. Pero nosotros estábamos aún más agradecidos. Desde luego para mí fue una noche fantástica, y me sentí muy pero que muy a gusto. Y después nos fuimos los huéspedes a tomar la última a un lugar cercano a Tekniska högskolan, en plan tranqui. Claro, yo con mi mochila y mi portátil todavía, de repente me llama Harsha y me dice que por qué no me uno a ellos. Así que cuando nos despedimos todos me uní a la gente de Jägargatan en el Debaser de Medborgarplatsen, sólo para echar unas risas y estar un rato con la gente. Y la verdad es que acabé matadísimo, porque todo el día y noche por ahí cansa y mucho.

Sábado, de paseíto. Por la mañana (bueno, no, después de la hora de comer, pero yo me acababa de levantar) nos fuimos David, Harsha y yo al centro a dar una vuelta, echar un vistazo a alguna tienda, tomar un café, probar un helado... Así que hicimos alguna fotillo, nos sentamos en una de mis terrazas favoritas en T-Centralen, probamos un helado exquisito, hicimos alguna comprita (Fer, ya no voy a envidiar tus gafas nunca más, jeje) y nos dimos un buen paseo hasta que decidimos volver a casita a descansar. Yo me eché una buena siesta que me supo a gloria y por la noche tocaba fiesta de despedida en casa de Hugo, portugués que después de varios meses se marcha el miércoles, y quería montarla a tope antes de irse. Así que allá que fuimos Alison y yo, y después llegaron Cécile, Léa y Vilma, y ya nos juntamos con más gente por allí, a comer pizza y beber cerveza (las francesas beben vino, que son así de guays). Y después de unas cuantas horas decidimos que teníamos que salir, así que nos fuimos a buscar a Karina y sus amigos alemanes, que habían venido por unos días, y decidimos que en lugar de salir de fiesta por garitos nos montábamos nuestra fiesta en las rocas, como siempre. Nos pusimos a "desayunar" a las 4:30 de la mañana (esos desayunos en la cocina son de lo mejorcito) y nos tomamos la última cerveza en las rocas. Y nos sentó de lujo...

Ésa ha sido mi semana, a falta de lo que suceda hoy, que no creo que ocurran muchas cosas. Al menos no tengo demasiada intención de salir, porque toca descansar. Claro que si se tercia algo ya veremos...

Hej då!!

[17ª PARTE]

Hoy más tranquilo todo. Sábado por la noche y me quedo aquí, "en casa", no me apetece salir, porque además estoy bastante cansado. Esta semana ha sido bastante desastrosa en el laboratorio; las inmunos salieron regular y las fotos que tengo no me dan nada fiable. Los malditos anticuerpos no están funcionando como debieran y cuando por fin repito todo el proceso sale aún peor, así que en lugar de pasarme toda la tarde del viernes y la mañana del sábado pegado al microscopio, ayer a las 16:00 decidí que se acababa la ciencia por lo que quedaba de semana. Que le den por culo al sol y a partir del lunes más y mejor (porque peor es imposible).

El martes por la noche hicimos una pequeña celebración sorpresa a Vilma, la chica albano-italiana, por su cumpleaños. Fue divertido, con pastel, regalos, dedicatorias en varios idiomas y demás. Y al día siguiente, que me lo tomé libre porque me levanté demasiado tarde y decidí quedarme aquí a trabajar con el ordenador (lo cual no sirvió de mucho por lo que he contado antes), volvimos a reunirnos todos en las rocas para tomar unas cervezas y un poco de helado a su salud. Ayer viernes salimos Harsha, Nadim, Vilma, Karina, Judith y yo y fuimos a Kelly's, nos tomamos unas cuantas y volvimos. Y la verdad es que acabé bastante cansado. Hoy he salido con Harsha al centro, hemos ido de compras, hemos comido por ahí y nos hemos dado un buen paseo por la ciudad. Conclusión, demasiado cansado para salir, así que hoy sábado por la noche me quedo "en casa" recuperando fuerzas para la semana que viene, que me van a venir bien. Mañana toca ir al supermercado de nuevo, así que será día de trabajo doméstico, lo típico: compra, colada, cocina, limpieza, y todas esas cosas...

Y a ver qué pasa a partir del lunes, que esto tiene que tirar para adelante como sea porque, si no, vamos jodidos.

Hej då!!

[18ª PARTE]

Y parece que vuelve la actividad. Esta semana comenzó con una cena en "La Neta", un nuevo y pequeño restaurante "auténtico" mejicano, dicen los entendidos, con tacos del pastor, bistec y no sé qué más. Lo cierto es que estaba bien rico, hay que decirlo. Martes en el laboratorio hasta las 21:00, casi ná, y después a juntarme con la gente de Jägargatan para ir a Hornstull Strand a un conciertillo de jazz muy chulo. Aunque no recuerdo el nombre de la modesta banda estuvo genial, de primeras porque abrieron con una versión de "Riders on the storm" de The Doors. El miércoles en plan tranquilo en la resi, "beer on the rocks" hasta las mil, y lo mismo el jueves, y es que necesitaba relax después de las jornadas maratonianas y el estrés del curro. Y el viernes al salir paseíto por T-Centralen, Norr Mälarstrand y vuelta. Esta vez decidí quedarme en casita porque el sábado tocaba madrugar para ir a trabajar, qué remedio... Pero disfruté de una noche tranquila, y tuve una buena conversación con Harsha en las rocas de noche cubiertos de estrellas sobre todo un poco, ciencia, amigos, sensaciones, Estocolmo, vida en general... Un tío íntegro y grande donde los haya, y eso es difícil de encontrar.

Así que después de aprovechar bastante el tiempo en el laboratorio yo solito (aquí no trabajó ni Perry ni Mason el fin de semana) me fui a dar otro paseíto con Meri (que ya volvió de sus vacaciones) por Hornstull y Långholmen, donde descubrimos nuevos sitios para pasear, bañarse y disfrutar de unas vistas fantásticas del lago Mälaren. Y por la noche, cómo no, rock'n'roll en Kelly's y Medusa, que se echaba de menos, con Pår, Alexandra y unos cuantos más. Y como nos quedamos con las ganas de tirar unas cuantas fotos, decidimos que hoy era día de bañarse y hacerse el sueco por aquellos lares, así que allá volvimos, esta vez con Yoli y Linnea; esta mañana hicimos la comprita para una grilla con carne, zumo y fruta y nos buscamos un buen huequecito junto al agua, para tirarse desde los árboles y darse un rápido chapuzón. Y allí estaban todos nuestros amigos, los patos que hablan sueco, los pribones y los pipones, Patrick, Johanna y todos los demás. Y de nuevo paseíto disfrutando de las vistas y del tiempo (está haciendo un calor tremendo -para lo que es Suecia, claro- durante todo el mes, esperemos que siga así) y después relajadito a casa. Duchita y a salir a cenar a Slussen, a un bar inglés, muy cuco él.

Y ésta ha sido mi semana. Me noto un poco más activo, me apetece aprovechar más este mes, porque julio lo he dejado pasar solamente trabajando, sin hacer nada demasiado especial. Espero que me quede tiempo al menos para disfrutarlo, porque sólo me quedan unas semanas y sí, sabe a poco, todo ha sido muy rápido y el tiempo ha volado. Parece mentira que haga ya dos meses y medio que llegué a esta maravilla de ciudad. Las cosas van cambiando y se nota; esta semana he visto por primera vez las estrellas en varios meses, porque ahora ya se hace de noche y desde la residencia tengo unas vistas magníficas (a ver si esta semana nos lo montamos bien y vemos la lluvia de estrellas). De momento me quedo con muchas cosas, incluso las pequeñitas, como que los sábados y domingos ponen la bandera de Suecia en los autobuses, porque es fiesta (o en cualquier otra fiesta nacional, como el Día Nacional o el cumpleaños de la Princesa), o la bandera gay durante la semana del Gay Pride Parade, estos suecos son así... Me quedo con las bicis por la ciudad, me quedo con las vistas, me quedo con el agua, me quedo con los bares de rock, me quedo con los globos en el cielo, me quedo con la gente que he conocido, me quedo con muchas cosas... Y es que empiezo a sentir nostalgia ya, a falta de menos de un mes para volver a casa, porque siento que no me queda tiempo. Ése es mi tormento, que nunca hay tiempo ni lo tendré para todo lo que me encantaría hacer. Pero así es la vida, y sólo podemos decidir hacerlo lo mejor posible durante el tiempo que se nos ha dado, así que...

Del trabajo hoy no hablo, que ya he tenido bastante toda la semana. Eso lo cuento otro día.

Hej då!!

[19ª PARTE]

Buf, una semana más, y ya corren que se las pelan. Me queda bien poquito, y entre el trabajo y el curro no me da tiempo a pensar en nada más. Intento hacer lo que puedo pero necesito aprovechar más el tiempo si quiero sentirme un poco más sueco... Aunque igual eso ya no tiene mucha más importancia a estas alturas... No sé, pero el caso es que también necesito descansar, y mucho, y me temo que no voy a tener vacaciones (ésa es la putada del año, y que a nadie se le ocurra decir que estoy de vacaciones porque no es cierto; estoy trabajando en otro lugar, nada más). El caso es que entre las preocupaciones y la puta almohada me levanto todos los días hecho una piltrafa, pero qué le vamos a hacer... En cuanto llegue a Madrid y tenga un poco de relax (que no lo voy a tener) debería ir a un fisioterapeuta a que me dé un buen repasito, que me lo merezco y lo necesito.

Bueno, el lunes me fui después del labo a comer una pizza con Kim, un encanto de niña. Mola un montón hablar con ella porque tenemos un montón de cosas en común y nos contamos la vida, y además compartimos historias muy similares. Una de las cosas que mola es que me ayuda a implementar mi inglés, porque una cosa es el científico y otra muy distinta el del día a día, y hay conversaciones que en mi vida me habría visto yo hablando en inglés. Así que eso está genial. Y fuimos al sitio donde hacen las pizzas más grandes de Estocolmo (y cuando digo grandes son enormes, no os lo podéis imaginar), y nos zampamos una cada uno, brutal, lástima que no tenga fotos... Luego estuvimos dando un buen paseo por Norr Mälarstrand y después a casa, que ya tocaba.

El resto de la semana pasó más o menos sin pena ni gloria (o con más pena que gloria, no sé) entre esparcidos y aplastados, entre inmunos y anticuerpos, entre fotos y microscopios... La verdad es que me está entrando el canguelo, qué le vamos a hacer, me toca en breve dar mi seminario de despedida (quién lo iba a decir) y no sé yo cómo lo voy a hacer, como no lo pinte... Así que toda la semana dándole duro al curro hasta las mil, inclusive viernes hasta las 21:30 de la noche...

... pero después necesitaba relajarme un poco, así que decidí que me diera el aire y me fui con Heikki, Harsha, Cécile, Vero, Tini y Vilma a un karaoke (sí, habéis leído bien) por Hötorget. Y lo pasamos bastante bien, pero creo que lo mejor fue cuando Heikki y yo decidimos jugarnos la pasta en la mesa de Black Jack. Fue divertido porque además muchas de las manos las empezamos con las mismas cartas y las segundas rondas fueron siguiendo la misma tónica, y he de decir que gracias a sus consejos me retiré digno sin perder ni un öre y él se duplicó su pasta inicial, así que nos tomamos unas buenas cervezas a su salud (y cuando digo buenas quiero decir "kind of free", porque ya sabemos que "swedish beer sucks", pero bueno).

El sábado tocó ir a currar. Aunque no fui tan pronto como tenía pensado debido a la excursión nocturna previamente relatada, aún me pasé allí unas horitas hasta las 18:00 más o menos, y después de echarle bemoles al microscopio y al software nuevos, decidí que "lo mío p'a mí", y que mis fotos las tomo yo como me da la gana, así que me apañaré con mis cosas y les mostraré lo que pueda tal y como yo lo he hecho, "Spanish style", con dos cojones. Y por la noche salí de nuevo con María, Marcelo y Carlos al cumpleaños de Rosa. Fuimos a Stureplan (la zona más pija de Estocolmo), donde nos aguardaba un garito en mitad de la calle, como una carpa, donde la entrada valía unos 20 euros y la cerveza más o menos 7. Pero como tenemos contactos, entramos sin pagar un pavo y además la cerveza nos la tomamos a mitad de precio hasta que nos hartamos. Y si las cosas se tercian siempre se puede encontrar una de esas bellezas escandinavas que sólo habitan en esta zona de la ciudad, aunque son sólo fachada, para qué nos vamos a engañar...

Y hoy domingo me lo pasé en Skansen con Heikki. Skansen está junto al parque de atracciones Gröna Lund, en la isla de Djurgården, y es algo así como un museo al aire libre, un pueblo tradicional de Suecia donde se ve de todo, desde la antigua oficina de correos hasta la fábrica de vidrio, y una reserva con un montón de animales. El sitio es precioso y bastante grande, y tiene unas vistas que son la leche, pero de verdad. Ya veréis las fotos si las buscáis.

Y mañana más de lo mismo, que sólo me quedan unos días, qué horror...

Hej då!!

P.D.- Al final ni lluvia de estrellas ni nada, porque esos días por la noche estuvo nublado y lloviendo a mares... Esto es Suecia...

[20ª PARTE]

¡¡Vaya semanita!!... que dirían los de la ETB. Ha sido un "no parar" sin parar, que ya es decir. Puedo empezar diciendo que el lunes me volví prontito a casita porque estaba destrozado y un poco desanimado con el curro, tanto que me metí en la cama a las 20:00 y caí redondo. Tras pequeños momentos de desvelo debido a lo ruidosos que son mis compañeros de pasillo (unas más que otros...), conseguí dormir hasta las 6:30 de la mañana del tirón, lo cual me vino muy bien para levantarme bien despejadito. Me fui al labo y entre unas cosas y otras me dieron las 23:15, así, sin más. Claro, uno se emociona y promete darlo todo y acaba como acaba... Y no sólo eso, sino que encima una americana (de Texas tenía que ser, claro) tuvo la feliz idea de hacer palomitas al microondas a las 21:00 y se olvidó completamente de ellas. El resultado: olor a palomitas quemadas en todo el edificio y la alarma de incendios sonando durante 45 minutos. Menos mal que ella misma llamó a los bomberos y les explicó la situación para que no aparecieran por allí...

El miércoles más de lo mismo, pero peor: yo que llego a las 9:00 en punto de la mañana para escuchar el seminario de grupo del japonés durante una horita u horita y media y me pongo a trabajar duro con las fotos que había tomado, hasta que me doy cuenta de que me faltaba algo imprescindible. Total, que le doy duro a las inmunos y me dan esta vez las 00:00 de la noche. Sí, señores, 14 y 15 horas en el laboratorio de día a día matan a cualquiera (o por lo menos a mí). Y cuando salgo un señor de seguridad (que aquí dan mucho miedo, por cierto) con su perro muy nervioso y agresivo me pide identificación pero me ruega que no me acerque ("...please...!"), porque igual el perro me comía. Yo no sabía si tenerle más miedo al tipo o al perro, pero vamos, que lo último que me apetecía era que me devorase un pastor alemán después de tanto tiempo de trabajo; yo sólo quería irme a dormir...

El jueves fue un poco más tranquilo, sólo 11 horas trabajando, y aún conseguí algo, así que no estuvo mal. Para celebrar que había sido un día corto me tomé una cerveza con Meri en el Strand, que además pilla de camino a casa, y el viernes fue un poco más distinto porque había quedado con mi jefa rusa para mostrarle los resultados, discutir un poco sobre ellos y estructurarlos un poco mejor de cara al seminario de despedida del miércoles que viene. Además estuvo muy bien, porque comimos en "Günter's", el mejor sitio de salchichas de todo Estocolmo (salchichas alemanas, por supuesto, las salchichas suecas apestan igual que su cerveza), y luego bolitas de chocolate y coco que Kim había preparado para todos, y que estaban deliciosas, hay que decirlo.

Así que después de tan ardua semana de trabajo, el descanso era merecido. El viernes por la noche salimos Karina, Tiny, Heikki con su hermano Marti y yo y fuimos a un sitio cuyo nombre nunca me aprendí, pero fue bastante soso. Únicamente nos sentamos y bebimos cerveza mientras charlábamos, pero a todos se nso notaba cansados, así que la cosa no fue muy allá,estuvo bien a secas. El sábado fue mucho mejor: por la tarde fuimos al Ice Bar de Estocolmo, en el Nordic Sea Hotel. Es uno de esos bares donde mantienen la temperatura por debajo de los 0º C (creo que eran -5º C) y todo es de hielo, desde las paredes hasta la decoración, pasando por los vasos. Claro, te dan un "poncho" con el que pareces una mezcla entre esquimal y soldado de Star Wars y unos guantes para sujetar los vasos (cualquiera se atreve si no). Lo bueno es que si se te cae el vaso y se rompe no lo tienes que pagar porque a ellos no les cuesta nada hacerlos... Hicimos unas cuantas fotos bastante chulas y después fuimos directamente a Strand, ese paraíso multicultural en Hornstull, donde esta vez la entrada volvía a ser libre y además había fiesta punk-rock, con mogollón de gente llena de tatuajes y piercings y con música punk-rockera a tope de power. También echamos unas cuantas fotos y lo pasamos pero que muy bien...

Y hoy ha sido día más tranquilo, pero extraño. Cogemos el autobús en T-Centralen hacia Skeppsholmen, la isla donde está el Moderna Museet. Pero como somos así, no nos damos cuenta y lo tomamos en sentido contrario. Cuando llegamos al final, le preguntamos al conductor y nos dice que sí, que nos hemos equivocado pero que nos podemos quedar para el próximo viaje. Y cuando llegamos nos dice: "¿Son de España ustedes?", así que uno más que se tira el rollo (estos sudamericanos son así de majetes aquí con los españoles). Y aunque a mí no me gusta el arte moderno fuimos a ver una exposición de fotografías de microscopía electrónica, que mira tú por donde la tenían, pero no expuesta, contradicción donde las haya (hay que joderse). Así que bueno, nos quedamos sin ver las fotos pero al menos nos colamos con "carnet de estudiante y biblioteca" (cosa que yo no tengo, por supuesto) por un precio no tan caro. Y después de paseíto de nuevo, tirando fotos y a comer al Vapiano, un restaurante italiano donde la comida está de morirse de buena y bastante bien de precio (y donde el camarero que nos retiró los platos dijo también: "¿Español?"...).

Y esta tarde a currar un poquito, que hay que preparar cositas para esta semana. Ya tengo el chip de la despedida, sólo me queda esta semana entera de trabajo, en realidad diez días, y aunque me queda mucho por hacer ya vuelvo a tener la cabeza allí. La verdad es que el aire me huele a despedida y parece que la ciudad me dice adiós, o más bien "hasta luego", espero. Echaré de menos las nubes suecas, el aire sueco, las botas y las sandalias de las suecas (me enamoro...), las pintas de la gente, el que puedas entrar a cualquier sitio vayas como vayas vestido y nadie te mire, la cantidad de embarazadas que hay por la calle (se nota que en invierno no salen de casa y  necesitan calorcito), los cochazos que se ven todos los días, Cadillac y Mustang clásicos y Ferrari de los chulos, las pedazo de motos como Harley Davidson a cascoporro, y tantas otras cosas... No echaré de menos las gaviotas, pero echaré de menos los barcos, el agua y los puentes, las barbacoas y muchas cosas más... Pero eso será dentro de unos días, porque todavía puedo seguir disfrutándolo.

Hej då!!

[21ª PARTE]

Última semana entera en Suecia. Última semana en Estocolmo y última de trabajo duro en el laboratorio. Ha sido estresante, desde luego, pero creo que ha merecido la pena y todo ha dado sus frutos (o al menos eso espero, ya veremos...). El lunes de nuevo hasta las mil, creo que fueron como 12 horas de trabajo, poniendo a punto los últimos anticuerpos, y el martes fue un poco más tranquilo, porque al llegar a casa hubo que darle duro a la presentación para el miércoles, en la que se suponía que tenía que mostrar todo lo que había hecho. La cosa no fue mal del todo, he de decir y, aunque pudo haber ido mejor, también puedo haber ido mucho peor, así que acabé contento. Especialmente porque todos parecían satisfechos y no sólo eso sino que hubo buena discusión, sobre todo con algunos de los resultados, en los que el jefe se mostró muy interesado. Así que supongo que después de todo el estrés, las horas en el laboratorio, las preocupaciones y demás, después de todo eso, parece que no me puedo quejar. Otra historia será cómo aprovechar esos resultados para la tesis. Pero eso, como digo, es otra historia...

Por la tarde quedé con Meri un rato y nos tomamos un café de tranquis en Gamla Stan, poniéndonos al día de las novedades (que no eran pocas), y después unas cervezas con Erik en el "Sjätte Tunnan", para ponernos al día también, que hacía dos meses que no lo había visto. Así que la tarde también estuvo bien.

Jueves a descansar del trabajo, que fue básicamente trabajo mecánico preparando material para llevarme a España y el viernes tocó fiesta, que ya era hora. La historia fue fiesta en el primer piso, con un montón de gente de todas partes del mundo (lo que viene siendo habitual en Jägargatan, claro), hasta las tantas. Comimos típica comida finesa, "australiana" y hasta tortilla española (muy rica) y bebimos cerveza hasta que se nos quitaron las ganas... Y ayer sábado a salir en plan tranquilo. La idea era visitar de nuevo el "Anchor", que hacía tiempo desde la última vez, con Harsha, pero estaba tan lleno que cambiamos de idea y fuimos a "Medusa", que siempre es una gran alternativa. Después se unió Meri y tuvimos una buena noche de risas y charlas varias. Y luego a dormir, que también era hora.

Y hoy plan tranquilo de nuevo; como teníamos que dormir decidimos dejar nuestro paseo matutino para más tarde, así que al final me fui después de comer a tirar unas fotos por Högalidsparken, que tenía ganas, y luego barbacoa con Meri, Louize, Elsa, etc., para ponernos las botas a salchichas, queso, salmon, gambas, mazorcas de maíz y de postre plátanos con chocolate. Riquísimo todo. Y una vez llegué a Jägargatan me junté con toda este gente que volvía de cenar y nos reunimos en pland espedida para Heikki, que marcha mañana, con Harsha, Karina, su amiga Anya, Vilma, Vero, Nadim, Cécile, Léa...

Y ahora sí, hora de dormir. Creo que esta media semana que me queda va a ser rara... No tengo que hacer pero tengo que hacer. No me queda mucho trabajo que hacer para el tiempo que me queda pero tengo que arreglar muchas cosas antes de volver a casa; entre otras, mañana me toca reunión con el jefe, vermos qué le digo, qué me dice, y qué pasa...

Hej då!!

Mi vida en Estocolmo (3er Bloque)

Mi vida en Estocolmo (3er Bloque)

[11ª PARTE]

Domingo, día del señor; osea, a descansar, que no he parado. El jueves me dediqué a terminar (por fin) el proyecto que tenía entre manos, lo envié, y antes de que llegara por e-mail a España yo ya había salido de fiesta. De nuevo fuimos al Kellys, donde el rock suena a tope y la cerveza es barata. Esta vez volvimos a encontrarnos con esos seres que te ven de lejos, esos latinos que se te acercan sólo porque eres español y se ponen a hablar contigo con el clásico: "¿De dónde son ustedes?". Como ya estamos acostumbrados, nos dedicamos a dar la chapa, a pelar la pava, a pegar la hebra durante un buen rato hasta que cerraron y luego nos fuimos a casita en metro, que no está mal.

El viernes me levanté sin prisa, por supuesto, y nos planteamos celebrar el Midsummer a nuestra manera, es decir, a la manera sueca. Y allá que fuimos; nos reunimos David (gringo), Karina (alemana), Vilma (albano-italiana) y yo (la gente de la residencia) con Meri, Marcelo (argentino) y Pär, un sueco majete. Total, que nos hicimos una barbacoa en Rålambshovsparken, esa especie de "playa" que tienen los nativos y a la que va todo el mundo cuando hace bueno. Lo cierto es que, aunque llovió durante un ratito, el tiempo se portó muy bien y nos permitió tener nuestra carne y patatas a punto durante toda la tarde. Cuando terminamos nos retiramos sigilosamente y dejamos a las gaviotas acabar lo que nosotros empezamos, y nos fuimos al Anchor, un garito de rock que está pero que muy bien, también barato y con conciertos en directo. Nos juntamos con más gente de la residencia, con gente del CMB, con un montón de italianos, franceses y de todas partes y aquello parecía la ONU de cervezas. Total, que después de barajar (por faro-out) la posibilidad de ir a seguir la fiesta a casa de un menda lerenda, decidimos que estaba demasiado lejos como para volver después, así que nos retiramos de nuevo sigilosamente y con dignidad y esperamos el autobús, donde estuvimos haciendo algunas fotos chulas. Y cuando salimos del autobús planteamos el divertido momento de que cada uno hablara su lengua materna hasta llegar a Jägargatan. Así que allí estábamos nosotros, seis personas hablando seis idiomas diferentes, a saber: español, alemán, albanés, italiano, indi y suomi. Claro, cuando pasamos por la puerta de emergencias la gente que estaba allí flipaba en colores, cosa normal. Pero he de decir que fue muy divertido...

Ayer sábado era un día especial, y los cabrones consiguieron, conseguisteis cuando lo leáis, que me emocionara un poco. Pero eso es después. Primero quedé con Meri, nos tomamos un café por Gamla Stan, en una cafetería muy chula en la plaza entre Järntorget y Norra Bankogränd. Hicimos algunas fotos por allí y por Slussen y nos fuimos caminando hasta Medborgarplatsen, donde habíamos quedado de nuevo con Pär. Fuimos otra vez al Kellys a tomar una de tranquis, ¡¡donde me preguntaron la edad para poder entrar (...no comment...)!!, pero nos entró hambre y acabamos cenando (es lo bueno, en muchos bares te sirven comida). Y entonces yo, que iba preparado porque me lo olía, recibí unas cuantas llamadas a mi número español, y sabía que erais vosotros, cabrones, desde el concierto. De verdad que me alegró muchísimo que os acordarais, me emocionó un rato que me llamarais desde allí, y me la pela lo que  me cobren los cabrones de Orange por recibir llamadas desde España, pero fue un gesto muy bonito. Y aunque me estuvisteis llamando Carlos, Fer y Rous, lamento no haber podido atender a todos, porque me hubiera encantado, pero que sepáis todos que os echo de menos un huevo, en serio... ¡GRACIAS!

Así que después de estos momentos de melancolía, nos fuimos caminando de nuevo, nos tomamos otra en el Big Ben, y volvimos hacia Slussen a nuestro querido Medussa, donde además esta vez entramos gratis porque nuestro querido Pär tiene contactos hasta en el infierno. Y allí estuvimos hasta que cerraron, de nuevo con cerveza en la mano, charlando sobre todo un poco, conociendo a más gente... vamos, lo de siempre, que siempre es divertido. Y a la vuelta, a caminar con Pär, porque el autobús no pasaba hasta dos horas después, así que tuvimos unas buenas charletas y aproveché para tirar alguna que otra foto más junto a Bofills båge.

Y hoy, como decía, a descansar, pero esta noche toca cena hindú, a cargo de Harsha y Vishal, que se lo están currando, así que ya contaré cómo de picante fueron las cosas.

Y ése ha sido mi Midsummer; no ha estado nada mal, desde luego, espero que allí donde no se celebra también haya sido bueno, jeje.

Hej d
å!!

P.D.- Mira tú por dónde, hoy es el día más largo del año, y hoy hace exactamente 13 años.

[12ª PARTE]

Pues la cena hindú no fue muy picante, se portaron bien Harsha y Vishal, sin duda (aunque a mí me gusta fuertecita...)

Esta semana ha sido de lo mejor que he tenido en Estocolmo desde que llegué; el lunes con tranquilidad, sin novedad, sin jaleo. El martes empezaron las movidas; por la tarde quedé con Meri, Elsa y Tintin en el parque junto a Hornstull. El buen tiempo que nos acompañó durante el Midsummer se ha ido prolongando y aún nos dura, y estaba todo el parque lleno de gente tomando el sol, con brisilla, y genial. Nos tomamos unas cervezas y luego acompañamos a Meri al restaurante donde nos tomamos alguna más y charlamos durante un rato. Después fui a hacer comprita y cuando llegué a Jägargatan estaba la gente del -1 de fiesta de despedida porque Sabine nos dejaba al día siguiente, así que estuvimos en las rocas junto a la resi disfrutando del paisaje, haciendo fotos, charlando, comiendo tiramisú y bebiendo para paliar las penas (¿¿qué penas??). Nos reímos cantidad con Harsha y sus ocurrencias y al final nos acostamos tarde, cómo no.

El miércoles no se pudo uno levantar demasiado pronto pero lo llevé como pude, y por la tarde-noche volvimos a juntarnos algunos del laboratorio y el laboratorio contiguo para ir a cenar al "Ramblas", restaurante "español" en Hornstull también; estuvimos Abrahán, Charlotte, Emma, Jeppsson, Ingrid, Kristian, su chica y yo. De nuevo nos quedamos hasta las mil disfrutando de la cerveza checa (es lo que hay) y tuvimos una buena cena, la verdad, así que el jueves de nuevo a levantarse algo más tarde. Esta vez por la tarde tocó paseo "turístico" por el centro con Abrahán y de nuevo cervezas en el Medusa, nuestra trampa mortal, con Meri. En este punto ya el puerta se cachondeaba con nosotros por vernos siempre allí, decía que le teníamos que pagar el alquiler, jeje. Y claro, hasta las mil, lo que viene siendo habitual.

Viernes fue llegar aún más tarde, pero no importa, porque fue semana tranquila, donde los anticuerpos no funcionaron y no pude hacer prácticamente nada de curro, salvo seguir estudiando y seguir con mis esquemas y demás. Tocó pagar el alquiler (dos meses del tirón Confundido) y después fuimos a comer al mejor puesto de salchichas alemanas del mundo. Nos invitó Javier, otro mejicano afincado aquí desde hace años, a comer al Günter Wurst, un sitio junto al KI donde tienes todas las salchichas habidas y por haber, con todas las salsas habidas y por haber y todo lo que quieras de picante. Absolutamente genial, delicioso. Y por la noche al Kelly's, esa especie de paraíso que nos tiene enganchados, y es que siempre hay razones para ir y quedarse hasta las mil. Pero como habíamos quedado con Pär de nuevo en el Medusa, allá que fuimos. Y la verdad es que lo pasamos genial, pero me acosté a las 4:30...

... Y el sábado me levantaba a las 8:00 para ir con la gente de Jägargatan al archipiélago, en concreto a la isla de Sandhamn, a dos horas de barco. El paisaje fantástico, el clima una pasada y la compañía maravillosa; unos cuantos de Alemania, Italia, Holanda, Finlandia, Francia, Brasil, China y no sé dónde más. Estuvimos en la playa (sí, yo en la playa, que no voy nunca en España y me la busco en Suecia...), jugando al "voley", paseando por las rocas, tomando el sol (yo no, al menos voluntariamente), disfrutando del día tan maravilloso que hacía y refrescándonos en las limpias y frías aguas del Báltico, que digo yo que estarían como mucho a 15º C, no más. Pero eso sí, una auténtica gozada. Lo malo es que acabé con la espalda cangrejito total, y se me pegó el sol también en la cara, así que igual la semana que viene me toca ir morenito a la boda, jeje... A la vuelta tomamos el barco hacia Stavsnäs, por la mitad de precio y media hora, y de ahí el autobús hasta Slussen, una hora exacta de camino (como sardinas en lata, pero yo cogí el mejor sitio). Al llegar, duchita y a salir por la noche al Debaser, un club donde nos tomamos una pero nos tuvimos que ir por problemas con el bueno de Heikki y el tío de seguridad, un imbécil. Intentamos ir a Patricia pero fue imposible tras esperar la tremenda cola. Así que acabamos, de nuevo, en el Medusa, creo que tenemos una maldición (o bendición, jaja), con Pär y su amigo Tommy. Y finalmente volvimos caminando a casita reventados del cansancio (no es para menos).

Y dentro de un rato, barbacoa en Fridhemsplan y esta noche cena alemana-holandesa, verás qué lujo. ¡Qué pasada de semana!

Hej då!!

P.D.- Y cada día más fotos...

P.D.2-. La banda sonora del fin de semana, por supuesto, es de Michael Jackson...

[13ª PARTE]

Y aquí estoy de nuevo.

He llegado hace cosa de una hora y todavía tengo la cabeza un poco perdida. La sensación de volver aquí es buena, por supuesto, aunque he de decir que estos poquitos días allí han sido intensos. Y no porque haya hecho muchas cosas, la verdad, sino porque volver a respirar el calor del asfalto en verano, volver a ver a determinadas personas (aunque sea poquito tiempo) y disfrutar del fin de semana allí ha sido fantástico. Ha sido cansado, sí, por los viajes, pero creo que está siendo aún más cansado para mi cabeza, que inesperadamente ha vuelto a poner en marcha el engranaje, hasta hace poco polvoriento, casi irremediablemente ("(...) cotidiano (...)") atascado ("(...) o eso al menos quisiera (...)", no lo sé), que se refugia en mi interior. Y es que hay cosas que quedan ahí siempre, sin ataduras y sin preguntas, pero aún así con respuestas a veces demasiado claras...

Después de unos días de sentirme de nuevo en casa, aunque extraño, ahora vuelvo a estar aquí, la que será mi casa durante un par de meses más, y tengo que hacer por volver a sentirme a gusto, porque hasta ahora esto ha merecido la pena; y aunque otrora no hubiera ni imaginado sentirme así, tal vez sea algo parecido a lo que debo hacerme a la idea para un poco más adelante, quién sabe... Pero eso sólo lo dirá el tiempo; eso y todo lo demás.

Qué raro se hace todo en la distancia, y no sólo de los kilómetros.

De nuevo, otra vez, hej då...

P.D.- Y mañana vuelta al laboratoriet...

[14ª PARTE]

La verdad es que esta semana ha sido tranquila. Desde que el martes llegara de nuevo aquí no ha habido muchas novedades. Sigo teniendo dificultades con las inmunos porque los anticuerpos no funcionan y deberían funcionar. Pero bueno, es cosa de trabajo y me preocupa lo justo, de momento (veremos cuando se vaya acercando del día D, a ver si pienso lo mismo...). A ver si la semana que viene tengo más suerte frente al microscopio y puedo ir poniendo más cositas a punto...

El viernes salimos unos cuantos en plan tranquilo, a ver qué se cocía. Como el Kelly's estaba hasta la bola decidimos chapurrear e improvisar y acabamos tomando la primera en el Charles Dickens, justo al lado; nada, simplemente un sitio donde comer algo y tomarse una cerve bien tranquilitos. Después seguimos buscando opciones y acabamos (aún no sé muy bien cómo) en el Moseback, un club de reagge donde el DJ se podía haber metido el micrófono ahí mismo, porque estropeaba por completo lo poco bueno que tenía la música, pero en fin. Fue curioso el sitio y aún más curiosa la gente. Otro sitio más a los que no tengo intención de volver si puedo evitarlo.

Y ayer sábado tocó "quedada de gañanes"; por supuesto no fue como aquéllas que tanto echo de menos en España con vosotros, zagales, pero me refiero a que sólo fuimos tíos, charlando, bebiendo cerveza y pasándolo bien. Al final salimos David, Harsha, Heikki y yo, y fuimos a dos sitios de cuyos nombres no es que no quiera acordarme, es que no me acuerdo. El primero era un pub tranquilito donde nos tomamos las dos primeras dosis de gasolina cervecera, y además a buen precio, y donde estuvimos calentando el ambiente viendo lo que se cocía. El segundo, a 5 minutos andando del primero, fue básicamente continuar allí siguiendo a la muchedumbre; resultó ser un sitio enorme, de entrada gratis (punto importante), con varias salas y una misma sala dividida en varias secciones, con mesas para charlar, varias barras, pista de baile, sofás y mesitas pequeñas, pinballs, futbolín, mesa de ping-pong... Allí había de todo para pasar un buen rato, y al final acabamos todavía no sé muy bien cómo charlando con tres chicas finesas que gustosamente nos invitaron a su piso a continuar charlando y tomando algo. Gustosos que fuimos, pero estaba un poquito apartado, así que tardamos un rato en llegar. Y debo decir, en defensa de todos, que lo mejor de la "after-party" fue beber cerveza gratis y comer hasta la saciedad a las 5 de la mañana gratis. Ya sabéis, cuando las cosas tienen ese regustillo a gratis todo sabe mejor. Y luego de paseo hasta Jägargatan de nuevo, junto al lago, con esos paisajes tan chulos (aunque un poquito cansados, debo admitir...).

Y esta noche cena china; a mí me encanta, pero conociendo a los chinos que hay en esta planta, cualquiera sabe. Ya contaré...

Hej då!!

[15ª PARTE]

Domingo por la tarde, como todos los domingos antes de la noche. Esta semana no ha estado mal; después de probar unos cuantos anticuerpos creo que por fin tengo justo el que necesito para meterle caña al temita de una vez, pero eso es trabajo...

El lunes empezamos bien: "beer on the rocks", que es como el "whiskey on the rocks", pero con cerveza. A santo de nada, nuestra querida Alison decidió que era un buen día para juntar a la gente en las rocas, junto a la residencia, para tomar unas cervezas. Así que allí estuvimos, hasta las 00:30, poniéndonos tibios a birra de medio litro pero bajo contenido alcohólico, lo que significa que mucho ir a los árboles pero nada más. Por la tarde había ido de compritas y me hice con unos cuantos esmaltes de varios colores que me encantaron, debo decir, aunque aún no los he probado, veremos la semana que viene o cúando... El martes repetimos en las rocas pero menos gente, menos cerveza y menos tiempo, que tampoco era cuestión de hacer de la semana el fin de semana, porque entonces no hay fin de semana durante la semana para descansar del resto de la semana... Pero yo me entiendo. El miércoles Kim, compañera del labo, me llevó a uno de los mejores sitios de Estocolmo para tomar un helado; me quedé en el infalible clásico de chocolate negro y limón, pero la galleta del cornete estaba para morirse de buena, así que no sé qué disfruté más... Y luego un paseíto por la ciudad, lo cual siempre está bien.

Y el resto de semana no mucho más, hasta el viernes, que volvimos a salir todos juntos, y esta vez de nuevo comenzamos "on the rocks" y después repetimos en uno de esos lugares en los que estuvimos el sábado pasado. Fuimos al Hornstulls Strand, y aunque el ambiente estaba genial hacía demasiado calor para mi gusto, pero lo pasamos realmente bien entre unas cosas y otras (sólo que esta vez no pudimos jugar al ping-pong, penita...). Y a la llegada a casita tocó "desayuno" a las 4:00 de la mañana todos juntitos en la cocina, que siempre anima antes de irse a dormir, sobre todo cuando hay hambre...

Y ayer sábado fue día completito; con David a hacer la compra por la mañana, aunque como buenos españoles nos tomamos una caña (caña por decir algo, porque aquello no era una caña, claro, que aquí no existen) y gastamos más tiempo en la cerveza que en la compra. Después de cervezas con otro grupo de amigos suyos que estaban de visita y barbacoa de nuevo en Hornstull, con más cerveza, carnaza y pachanguita de fútbol (sí, fútbol...) incluída. Y como esto es Suecia y no sabes qué va a pasar, después de una tarde calurosa y soleada a más no poder, diluvio universal en cuestión de minutos, así que a casita porque ya habíamos casi terminado (los restos se quedan para la próxima barbacoa, que aún queda buen material...). ¿Y después? Pues cómo no, duchita y a salir otra vez, claro, aunque estaba un pelín reventado. Pero fuimos a Kelly's, que ya lo echaba de menos, y no estuvo mal la cosa; nada más llegar una pareja me pidió hacerse una foto conmigo (voy coleccionando fans por dondequiera que voy), un tío en la barra nos invitó a una cerveza a unos cuantos porque sí, sin preguntar ni hacer cosas raras ni dar la brasa (creo que es lo que más me ha chocado hasta ahora), y finalmente cuando fui a pedir la última, resulta que no tenía pasta suficiente y la tarjeta ya no la aceptaban a esas horas, así que la camarera, que era muy simpática (entre otras cosas), gentilmente me invitó poniendo cara de: "Bueno, vale, por ser tú...". Balance final: una noche divertidísima.

Y dentro de un rato creo que tenemos cena francesa (aunque no sé yo cómo acabará, porque igual la juntaba con más cosas). Esta semana hay que darle caña a los mutantes, sí o sí, y a ver si empiezo a tener más cositas, que ya va siendo hora...

Hej då!!

P.D.- Por cierto, la cena china resultó absolutamente exquisita, sin duda alguna.