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Rothfugio

Eterna caída

Eterna caída

Y ahora, miren, miren cómo cae de nuevo la roca por la montaña. Después de tanto esfuerzo, tiempo y sufrimiento. Después de tantas lágrimas, sudor y sangre, vuelve Sísifo a fracasar en su eterno castigo divino. Así caen de nuevo todas las esperanzas, así vuelve a desaparecer la tenue y efímera sonrisa que esbozó mi pensamiento una vez, al creer que podría llegar la mañana en que las águilas no devorasen el hígado de Prometeo encadenado al Cáucaso. Ésa mi víscera vuelve a regenerarse, no importa ya si es una u otra, sólo importa que vuelve a ser roída hasta la angustia y el dolor insufribles, para ser una y otra vez repetida la escena. Para que Sísifo retorne al pie de la montaña, para que mire a los cielos y clame piedad en forma de un término, en forma de un final. Ni el viaje de Orfeo fue suficiente consuelo, ni siquiera se vislumbra un Hércules que rompa aquellas cadenas... Ni siquiera una luz tintinea en vela alguna.

Así son mis esperanzas, así mi condena, así mi eterna caída, como la roca de Sísifo... Sin embargo, díganme el pecado cometido.

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