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Rothfugio

Los demonios de la memoria

Los demonios de la memoria
No entiendo bien por qué suceden algunas cosas, por qué pasan por mi cabeza. Pasa el tiempo y de repente me encuentro con una señal, con un símbolo, que me transporta en el tiempo. Sólo una situación o una simple frase hace que viaje atrás y viva de nuevo esos momentos que quedaron tanto tiempo ha. De pronto me encuentro reviviendo todo aquello y, si le doy vía libre a mi cabeza, todo sucede como si hubiera roto la línea temporal y estuviera viviendo otra vida, otro yo. O mejor dicho, el mismo yo pero con decisiones diferentes, decisiones que tal vez yo no tomé nunca, decisiones que tal vez tomaron otras personas. Pero lo desconcertante es que últimamente esa sensación viene a mí con frecuencia.
 
Lo realmente duro es permitir todo un desarrollo de ideas que habían quedado obsoletas, finitas, conclusas. Nunca vacías porque, de haberlo sido, ahora no regresarían. Pero lo hacen, porque tienen todo un significado. Ahora bien, ¿cuál? ¿Qué significado puedo dar a la vuelta de todos esos recuerdos en este momento? Empiezo a darle importancia al hecho de no dejar de pensar, recordar e inventar. ¿Qué gano con ello? No voy a mentir, me deleito en el dulce recuerdo y en la inventiva de un nuevo desarrollo diferente, una línea paralela; pero no puedo dejar que mi mente vague libre, sin rumbo y a la deriva, con los pies lejos, muy lejos del suelo. Especialmente porque no es algo presente, sino pasado. ¿Cuántas personas malgastan su tiempo pensando en situaciones paralelas pero irreales a su momento vital actual? Es verdad que siempre he tenido cierta tendencia al recuerdo y a la melancolía, pero últimamente me preocupa un poco que me ocurra con tanta frecuencia, y especialmente con esas ideas finitas y conclusas.
 
Me temo que todo vuelve a ser un galimatías, uno de esos rompecabezas mentales que vienen a mí. Para quitarle hierro al sunto, a veces me siento como el Dr. Crane, que genera su propio reto intelectual para demostrarse a sí mismo que sigue en la brecha, que sigue siendo válido. No sé si será por no tener ningún "Chesty" tatuado, o por no ver ninguna lámpara horrorosa de media luna, pero el caso es que, en realidad, poca gracia me hace esta situación. Creo que la memoria, y ya lo he dicho en alguna ocasión, juega malas pasadas; te trae recuerdos cuando no debe, cuando menos te lo esperas (aunque para ser sincero debo decir que recientemente también me ha traído dulces recuerdos asociados a sentimientos, de ésos sanos y que no te carcomen por dentro, de ésos que todos agradecemos siempre). Sin mucho más que añadir, la verdad, la memoria, unida a la rueda dentada, puede crear auténticos estragos.
 
Qué putada...
 
P.D.- (...) El laberinto del sueño, donde se pierden los demonios de la memoria (...) [HdS].

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